La verdad, la mentira y cómo somos. ¿Somos realmente honestos cuando lanzamos un mensaje? ¿Decimos lo que realmente queremos decir? Como ya sabéis nuestro cerebro intenta engañarnos constantemente para que nos mantengamos en una zona de confort que nos permita vivir con el mínimo consumo de energía. Estar cómodo no siempre es sinónimo de estar seguro. ¡Ahí voy! Queremos evitar estar tristes, evitar que nos influyan las malas noticias, nos inventamos falsas realidades, amplificamos las buenas noticias y re-decoramos nuestros fracasos. El hombre tiende a la mentira, la mentira como herramienta de supervivencia. Todos mentimos alguna vez al día, es parte de nuestro ‘convenio social’. Pero ésta mentira aceptada va ganando terreno poco a poco y al final se convierte en un modo de vida. Tenemos asimilado un porcentaje de mentira diaria admisible. Cómo quiero que me vean desde fuera, es parte del mecanismo de ‘mentira social’. Cuando te preguntan qué tal estas, el 99% de las veces dices que muy bien. Carlos Ortet suele replicarme ‘¿no exageras?’ y es verdad, exageramos por que no siempre estamos bien. Siempre negamos a los demás nuestras angustias, incluso a nosotros mismos, pero los problemas no desaparecen por negarlos. Solemos mentir por negación pero eso es mentir y en mayúsculas ¿no? ¿Cuánto más solos estamos por nuestro convenio de la ‘mentira cómoda’?

Pues partiendo del uso de la mentira y del conocimiento del individuo aquí tenemos un nuevo término que ha dado que hablar durante los últimos años, la ya conocida Postverdad o las fake news. Lo curioso es que siendo algo tan recurrido desde hace tanto todos hemos pretendido sorprendernos e incluso escandalizarnos. Los medios son culpables del uso de fake news pero ¿y nosotros? Si las ‘fake news’ están ahí es porque las compramos, nos las creemos, nos va bien que estén. Si algo no nos aporta desaparece, hasta ahí estamos todos de acuerdo. La verdad es dura y requiere un esfuerzo que no estamos dispuestos a realizar. Una cosa es que nosotros nos queramos proteger como individuos y por eso juguemos con la ambivalencia de la verdad o las mentirijillas que nos protegen a nosotros y a los nuestros pero creo de verdad que ya ha llegado el momento de dar un paso adelante. Todo está cambiando y aún cambiará más, ahora ya no nos comemos cualquier plato. La mentira nos ha protegido pero también nos ha aislado y oprimido, quizás es la hora de liberarnos, de crecer y de aprender a que lo bueno cuesta, incluso a veces duele. Ya empezamos a ver como la verdad gana algunas batallas. Solo hace falta creerse el cambio, todo es lento pero acaba pasando. Nos hemos acostumbrado a la inmediatez, la mentira es un chute de nicotina: es eficaz e inmediata, pero luego el bajón es inevitable. La verdad, en cambio, es más lenta pero nos aporta mucho más, nos acerca, construye y nos hace crecer desde el interior. Cuando aceptamos la mentira abrimos la puerta a todo tipo de desalmados. Estamos ávidos de información pero ese ‘hambre’ es una arma de doble filo, queremos saberlo todo ‘ya’, no tenemos tiempo para invertirlo en contrastar o en reflexionar sobre quién dice algo y por qué. Con eso es con lo que juega el desinformador: hoy te cuento una historia y mañana la cambio, como ya no te vas a acordar pues nada, la mentira triunfa y crea opinión. Lo llevo a nuestro terreno profesional, rápido o lo lento es un tema tan simple como las audiencias de televisión ni más ni menos. Si tenemos una gran cobertura y canales de gran difusión que masivamente nos informan, ésta es la forma más rápida para crear una noticia, inocular una idea, generar tendencia y si le das mucha frecuencia esta se convierte en un mantra para el pueblo. Aquí está la trampa, con menos audiencia y con una frecuencia inferior pero con constancia y con un trabajo concienzudo y perseverante esto se puede cambiar. Y este es un cambio tan gratificante que no tiene marcha atrás, una vez entras en el camino de la verdad no hay marcha atrás. Es como empezar a comer bien, luego no entiendes cómo podías comerte el fast-food malsano. Los nuevos media carecen del la inmediatez y de la cobertura a una parte muy importante de la población para los cuales aún su prescriptor son los mass media. Pero con el tiempo, este target ya se ha estado incorporando, las noticias falsas se desmontan vía distribución en canales masivos como WP, que sí que llega a todos los targets, nos las envían en forma de memes, en gifts… ya no hay escapatoria… más lento pero sale a la luz. Es curioso como el humor sigue siendo un arma de denuncia del pueblo. Cierran la boca de cantantes y humoristas pero de pronto un ciudadano silencioso tiene la necesidad de hacer un Instagram story o un gif animado que denuncia la mentira y se convierte en viral. Es fantástico y pasa cada día. Y si quieres tirar del hilo y seguir descubriendo e informándote tenemos la hemeroteca Social. Hemos visto como noticias han sido desmentidas, contrastadas, creadas con falsedades. Lo que esta claro es que al final el individuo ha de procurar por el bien común, quizás pensareis ‘este es un hippie’ que cree que el mundo se puede salvar ¡pues claro! Yo veo que hay claros indicios de que es así. Lo siento pesimistas del mundo: vamos hacia un futuro mejor inexorablemente (aunque con un poco de ‘dos pasitos p’adelante y un pasito p’atrás’) Hablamos mucho en Zoopa de los contenidos y de la credibilidad de las marcas. También de cómo el branded content tiene que ayudar a la marcas a tener una mejor relación con sus consumidores. Creo que ahí estamos todos alineados: o conversamos o no estamos. Por tanto estaremos de acuerdo en que o bien generamos confianza o seguro que perdemos audiencia. ¿Crees que son casuales las caídas de audiencia de los mass media? ¿Cuánta gente dejó el año pasado de comprar periódicos en Barcelona? Decimos que la calidad y el consumo de tv es debido a la entrada de las plataformas de pago, las multipantalla… Pero parte importante de esta caída de audiencias también deriva de la credibilidad. Las marcas tenemos que ser honestas, creíbles, cercanas, atentas, empáticas. ¿Los medios no son acaso una Marca?  Amen de una labor que tienen en cualquier sistema democrático (¡ah sí! Eso del 5º poder…) Está claro que el consumidor ya no solo piensa en los medios tradicionales, sobre todo porque ya no se los cree. Se han consumido, en gran medida, en su falta de verdad. ¿Realmente estamos sobre-informados? ¿Qué seria el equivalente a tener más de 10 OTS en pocas semanas? O eso es lo que se pretende para desinformarnos. Apabullar a la audiencia con más información de la que puede cuestionar. Vamos a bautizarlo ‘News-bombing’. Si somos capaces de cuestionarnos cualquier información o noticia el cambio se precipitará. Era cómodo cuando podíamos creenos cualquier noticia por que nos la explicaba un medio, ahora todos hemos de crecer ser ‘audiencia adulta’ y tener criterio. ¿No es emocionante? Conforme este cambio se consolide, las armas de desinformación también mejorarán. Se darán cuenta de que el consumidor es cada vez más crítico y tiene muchas vías por las que encontrar su verdad. En el uso de la Postverdad hay mucho tacticismo. Son sondas para crear opinión en función de la opinión continuo el relato, yo diría que esta metodología es más del origen de la publicidad que del periodismo, será por la necesidad de cambio de los últimos años. La pureza de la prensa se quebró por la necesidad del mercado y porque no supimos valorar realmente su labor. Ese virus ha calado también en las redacciones. Las redacciones del massmedia eran aquellos lugares donde se pretendía hablar de cosas serias e informar. La investigación, el contraste de fuentes suenan ahora como la esgrima, fumar en pipa o hacer un caldo hirviéndolo durante seis horas… son cosas que ya no nos podemos permitir, ahora son pocos los independientes que trabajan desde ésta esencia. Quizás no importe lo que cueste, quizás necesitamos hacer lo que haga falta para volver a hacer posible que los periodistas hagan de periodistas.

En definitiva, si hacemos el ejercicio de cuestionarnos todo y dedicar un rato a la reflexión y a hacernos preguntas, esto nos ayudará a crecer, y si descubrimos la verdad, viviremos mejor. Eso posiblemente llevará a descubrir otros ‘aliados de la verdad’ sean bloggeros, periodistas, medios o simplemente amigos que han tomado el camino de la ‘audiencia madura’. Es un camino para bien, es algo muy personal. Yo me apunto.